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viernes, 1 de marzo de 2013

CHEVRON-TEXACO: CRÓNICA DE UN ECOCIDIO CRIMINAL


Por Leonardo Parrini

Esta es una historia densa y negra como el petróleo que brotó de las entrañas de la Amazonía  ecuatoriana y que debió contribuir al bienestar de los pueblos indígenas y mestizos que habitan esa región del país. 

Entre los años 1964 y 1992 la transnacional norteamericana Texaco construyó pozos y estaciones de producción petrolera en la región nororiental del país, luego de que el Estado ecuatoriano le otorgó un territorio de alrededor de 1.500.000 hectáreas de selva habitada por comunidades indígenas y colonos.  

En sus operaciones, Texaco no utilizó técnicas ambientales estándares con el fin de maximizar sus ganancias, desechando miles de millones de galones de agua de formación que contienen químicos tóxicos y carcinogénicos a la superficie de un suelo rico en biodiversidad que terminó contaminado a gran escala. 

En el año 2003 Chevron (Texaco) fue enjuiciada por 30 mil indígenas y colonos de la Amazonía norte de Ecuador, “por haber causado de manera premeditada el mayor daño ambiental registrado en la industria petrolera”. Según los demandantes, en esta región la empresa arrojó 16 mil millones de galones de aguas de formación (agua tóxica) a ríos, esteros y fuentes de agua, de las que se sirven los habitantes de la zona. Adicionalmente, vertió en la superficie 650.000 barriles de crudo, construyó 880 fosas sin ningún tipo de recubrimiento ni aislante, en las que depositó crudo y desechos tóxicos. Texaco devastó una amplia zona del territorio ecuatoriano y construyó varias piscinas obsoletas y permeables que siguen contaminando las aguas subterráneas y la atmósfera.

Estos daños ambientales impactaron en las precarias condiciones de vida de la población de la región amazónica: alta incidencia de muerte por cáncer, además de enfermedades de la piel y del sistema digestivo y respiratorio, asociadas a la contaminación; la desaparición de dos pueblos ancestrales (Tetetes y Sansahuaris), migración y acorralamiento de las nacionalidades indígenas Cofán, Siona y Secoya; pérdidas económicas por la infertilidad y baja productividad de la tierra y muerte de animales de corral y ganado. A ello se suma la violación a los derechos humanos de estas poblaciones y denuncias de abuso sexual a las indígenas por parte de los integrantes de la compañía demandada.

La empresa Chevron compra Texaco y asume sus pasivos. El juicio contra Chevron (Texaco) se inicia en 1993 con la demanda por daño ambiental presentada por 88 ecuatorianos ante una corte federal de Texas, EE.UU. Posteriormente, el grupo entabló en 1994 un reclamo judicial ante tribunales de Nueva York. Ambas cortes desecharon la demanda, que finalmente recayó en la corte de la provincia de Sucumbíos, que tardó 18 años en dictar la sentencia. La justicia ecuatoriana, mediante sentencia de segunda instancia en enero del 2011, “dispuso el pago de 9.510 millones de dólares” a Chevron por daños ambientales en el Ecuador.

Como parte de la sentencia, los tribunales habían fijado hasta el 3 de febrero del 2012 como plazo final para que Chevron se disculpe con los afectados por la contaminación, caso contrario se duplicaría el monto de la indemnización impuesta. Horas antes de que se venza el plazo, su vocero, James Craig,  afirmó que "Chevron no se disculpará", por lo que la cantidad que debe pagar a las comunidades indígenas y mestizas afectadas ascendió a 19 mil millones de dólares.

Chevron sostiene que ha limpiado las zonas contaminadas, para lo cual invirtió 40 millones de dólarles, lo que es considerado una burla por los habitantes amazónicos. No obstante la transnacional insiste en decir que en base a estudios científicos “las zonas están limpias y sanas y que no hay contaminación peligrosa para el medio ambiente en la región de Lago Agrio”. Sin embargo, en dos reuniones anuales cuando activistas han preguntado acerca del caso ecuatoriano el presidente de la empresa, David O’Reilly no respondió.

Un giro en el caso

El mes en curso dos hechos han puesto en el tapete el caso Chevron-Texaco. Una corte norteamericana dio paso a un Discovery “para que compruebe la corrupción en la que incurrió la empresa Chevron” durante el juicio en marcha. El Quinto Circuito de Nueva York permitió que los demandantes accedan a toda la documentación que está en poder de John Connor, perito propuesto por Chevron para determinar los daños. Connor, bajo juramento “aceptó haber sido contratado por dicha empresa para manipular muestras que exculpen a la compañía”.

Este recurso permitirá comprobar que “las muestras y análisis presentados por Chevron fueron alterados por la propia compañía para engañar a la Corte ecuatoriana”, y de esta manera esconder la existencia de contaminación”, según versión de Humberto Pilguaje, Coordinador de los Afectados por la petrolera. No obstante ese argumento, existen nueve fallos en contra de Chevron emitidos por Cortes norteamericanas, incluido uno emitido por la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Además, la empresa ha recibido dictámenes condenatorios por parte de dos instancias de la justicia de Ecuador.

El segundo hecho influyente es el embargo ordenado y ratificado este mes en Argentina a los bienes de la transnacional Chevron (Texaco). Chevron dispone en ese país de activos por más de 2 mil millones de dólares y judicialmente el secuestro será efectivo mientras no concluya el pago de los 19 mil millones de dólares a los que la compañía fue condenada a cancelar. Para los observadores esta decisión significa “otro revés para la petrolera, ya que sistemas jurídicos fuera del Ecuador están dando la razón a los afectados y afectadas, que probaron que Chevron es culpable del daño ambiental por el que fue sometida a juicio en Ecuador”.

Hace algunos días trascendió que Chevron (Texaco) estaría intentando comprar nuevos testimonios de personas dispuestas a decir lo que la empresa les solicite a su favor. La petrolera Chevron planea presentar “otro falso testigo” que sería, nada más y nada menos, Alberto Guerra Bastidas, ex juez de la Corte Provincial de Sucumbíos, “quien ya se encuentra en Miami bajo la tutela y protección de la empresa”. Con esto se comprueba que la compañía sigue “actuando de manera corrupta para pretender deslegitimar las acciones de cobro que se están ejecutando en el marco del juicio ambiental de Lago Agrio” y por el cual está obligada a pagar más de 19 mil millones de dólares.

Según pruebas auditivas obtenidas en grabaciones y documentos, se establece que miembros de la Chevron se contactaron con jueces, ex jueces, funcionarios públicos y técnicos para comprar falsos testimonios. Estos testigos son llevados fuera del Ecuador con el fin de que no puedan ser requeridos por la justicia local. Un ejemplo es el juez Guerra, que en sus declaraciones afirma: “Yo  era el “escritor fantasma” del Sr. Zambrano y escribí la gran mayoría de las providencias dictadas en los casos civiles asignados que al Sr. Zambrano correspondió, incluyendo el caso Chevron”. En otra declaración señala: “Los pagos de los representantes de los demandantes me los entregaba el Sr. Fajardo en efectivo o me los depositaban en mi cuenta de ahorros en el Banco Pichincha”.

Pablo Fajardo, abogado de los indígenas y colonos demandantes, aseveró que “el sueño de Guerra ha sido cumplido por Chevron y ahora dirá lo que ellos quieran… Nos manifestó que diría lo que quisiéramos si le pagábamos y lo llevábamos a vivir en Estados Unidos, y esa fue la razón por la que lo descartamos, por su falta de credibilidad. ¿Cómo se puede creer en una persona que se vende al mejor postor?”.

Lucha por la soberanía

Existen algunos elementos claves y claros en este caso. Chevron (Texaco) busca deslegitimar el juicio para conseguir su nulidad. Las estrategias de la empresa corresponden a métodos colusorios internacionales que involucran a autoridades, abogados, técnicos, e incluso miembros de comunidades indígenas ecuatorianas, con el fin de dar un vuelco del caso a su favor.

Esta estrategia tiene vieja data. Texaco decidió someterse a los jueces y tribunales ecuatorianos, precisamente, para eludir la jurisdicción y competencia de sus jueces naturales norteamericanos, puesto que entonces consideraba que la justicia ecuatoriana le brindaba todas las garantías del caso. Garantías que probablemente la justicia de su país de origen no era capaz de brindarle. En ese momento decidió deslegitimar lo actuado por las cortes ecuatorianas y entrabar la justicia con el fin de conseguir la nulidad del juicio y así ganar tiempo para futuras defensas.

Chevron Texaco sostiene como argumento, antes y después del fallo, que el plan de los abogados demandantes consiste en  inflar las cifras por daños y actuar en coordinación con jueces corruptos para emitir un fallo que favorezca a los demandantes. Su versión queda resumida así: A Chevron no le queda alternativa distinta de hablar abiertamente sobre la negación de la justicia que rige actualmente en el Ecuador. “En nuestra opinión, este proceso ya carece de toda validez legal y nuestra empresa luchará, en todos los foros posibles, contra esta vergonzosa manifestación de flagrante injusticia”.

El actual juicio contra Chevron-Texaco en el Ecuador tiene todos los ingredientes de un thriller: una poderosa multinacional petrolera multinacional que asola la naturaleza, muchísimos abogados súper pagados, grupos ambientalistas radicales que apoyan a los demandantes, un juez que estaría aceptando sobornos, un perito designado por la corte que no está debidamente calificado para evaluar el caso y que exhibe conflictos de interés.

A esto se suma la intervención del Presidente ecuatoriano Rafael Correa quien, la semana pasada, exhortó a los bloques regionales ALBA y UNASUR a discutir la "aberración" legal cometida por un tribunal de arbitraje de la ONU contra Ecuador, en el caso ambiental imputado a la petrolera estadounidense Chevron: "Es necesaria la unión latinoamericana para evitar los abusos de estas trasnacionales que nos consideran colonias y tienen comprados árbitros y centros de arbitraje para defender a las grandes corporaciones”. Un tribunal de arbitraje de Naciones Unidas, dijo el mandatario, ordenó recientemente a Ecuador impedir la ejecución de una sentencia emitida por una corte del país contra Chevron, para que pague unos 19.000 millones de dólares por los daños ambientales dejados en la Amazonía ecuatoriana durante sus operaciones entre 1964 y 1990. "Lo que está haciendo la Uncitral (Comisión de Naciones Unidas sobre Derecho Mercantil Internacional) es un abuso completo, se declara competente para atender la queja de Chevron que salió en 1992 del país, invocando un tratado de 1997 y en base de eso ordena la suspensión de una sentencia de cortes ecuatorianas. Se acabó la soberanía". Correa indicó que como presidente de la nación andina no posee la competencia para ordenar la suspensión de un fallo en un "juicio privado", y rechazó "las amenazas de que vamos a tener que pagar las costas de defensa de Chevron, y todo lo que tiene que pagar Chevron al Estado…Esto puede liquidar al país.”

Con este giro, el juicio contra Chevron (Texaco) ahora no sólo se inscribe en la lucha de los pueblos indígenas ecuatorianos por su sobrevivencia, sino en la defensa de la soberanía nacional. En ese cauce, la postura regional invocada por el mandatario ecuatoriano nos involucra como país y como continente y se perfila como un signo ineludible de nuestro tiempo.

1 comentario:


  1. ULTIMA HORA
    Los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) salieron hoy en defensa de Ecuador ante la "agresión" de la petrolera Chevron durante una reunión del Consejo Político del mecanismo, en la que reiteraron su apoyo al presidente venezolano, Hugo Chávez.

    Un tribunal arbitral de Naciones Unidas determinó a principios de febrero que Ecuador incumple leyes internacionales "al no haber impedido" la ejecución de un fallo contra Chevron que le obliga a pagar 19.000 millones de dólares por un caso de contaminación en la Amazonía.

    Los cancilleres y representantes reunidos en el X Consejo Político de este mecanismo creado en 2004 en La Habana aludieron al conflicto con Chevron en una cita que llegaba con el propósito de expresar apoyo a Chávez por su salud, y a los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y Ecuador, Rafael Correa, por sus reelecciones.

    Además de una declaración especial, los ocho países de la ALBA incluyeron una mención en su documento final sobre Chevron e incluso el vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, planteó una reunión de las instancias regionales de América Latina para tratar la "agresión".

    "Nosotros tenemos que detener esta agresión" porque "tenemos que entenderla como la agresión a todos los países del ALBA y así Venezuela se declara: es la agresión también contra Venezuela", subrayó Maduro, quien encabeza el Gobierno de Caracas durante la convalecencia de Chávez.

    Maduro pidió "acelerar todo lo que tiene que ver con la respuesta a esta agresión" y que se haga de manera "rápida" la reunión de países del sur para llevar "este debate y preocupación" a las instancias de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y otras.

    En la declaración final, leída por el canciller venezolano, Elías Jaua, el Consejo Político de la ALBA rechazó "las maniobras que realiza la empresa Chevron con el propósito de afectar la imagen internacional y perjudicar los intereses económicos y comerciales del Ecuador".

    En este sentido, calificó como "inadmisible" la "campaña de desinformación" de la petrolera estadounidense.

    La ALBA exhortó en una declaración especial a los Gobiernos de la región que integran Unasur y la Celac a que se "solidaricen con el Ecuador" y "denuncien en los foros internacionales".

    La Alianza está integrada por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas y Venezuela.

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